La luz que no puedes ver - Anthony Doerr | Reseña


¡Buenas!
Hoy os traigo la reseña del libro que me ha acompañado las últimas semanas de julio, escrito por Anthony Doerr en 2014. Este libro había pululado por mi estantería desde que me lo regalaron, y es que aún no había elegido un momento para leerlo. "La luz que no puedes ver" fue ganadora de un premio Pulitzer en 2015 por lo que las expectativas eran bastante altas. Dicho esto, vamos a comenzar con su trama.

"La luz que no puedes ver" comienza en agosto de 1944, pero como veremos las fechas van a fluctuar mucho a lo largo de la novela, pues esta recorre los años de ocupación alemana en Francia. Nos encontramos dos puntos de vista, que no se articulan simplemente como dos protagonistas individuales, sino que son dos miradas diferentes al mismo conflicto, el de la Segunda Guerra Mundial. Por una parte, encontramos a Marie-Laure LeBlanc, una niña que pierde la vista muy tempranamente, y que acompañada de su padre deben huir debido al avance hacia París de las tropas alemanas.

Su padre trabaja en el Museo Nacional de Historia Natural, por lo que nos llegan a introducir un elemento misterioso desde el principio, que todos denominan "El mar de llamas", una piedra preciosa que guarda maldición y vida a partes iguales. La tinta nos lleva a recorrer kilómetros hasta llegar al otro protagonista; Werner. Este joven es huérfano, y vive junto a su hermana Jutta en un orfanato de Alemania. A Werner siempre le ha interesado el funcionamiento de las cosas, y esto se evidencia desde su niñez en las preguntas sin respuesta que escribe en su cuaderno. Un día empieza a trastear e intentar arreglar una radio vieja, y es ahí cuando encuentra su verdadera pasión.

En primer lugar, hablaré del título de la novela, que además de ser precioso, guarda diferentes significados.

"Abrid los ojos - solía decir el francés en la radio- y observad todo lo que podáis antes de cerrarlos para siempre".

Esta es la frase más repetida a lo largo del libro y contempla dos de los ejes principales, por una parte la vista, observación y conocimiento, y por otra parte la sentencia implícita de cualquier conflicto bélico: la posibilidad de morir. Las referencias a la mirada, a lo que observamos, a lo que no podemos ver y en general, a la luz y la oscuridad son constantes. Juega con la "ceguera" en diferentes sentidos, con la crítica a la sociedad alemana o a los colaboracionistas franceses, es decir, a la situación política del momento.

"-¿Sabe lo que sucede, Etienne-dice madame Manec desde el otro lado de la cocina-, cuando echas una rana dentro de un cazo de agua hirviendo?
-Nos lo va a decir usted, estoy seguro.
-Que salta afuera. ¿Pero sabe lo que ocurre cuando pones una rana dentro de una cacerola con agua fría y la cueces poco a poco? ¿Sabe lo que sucede entonces? 
(...)
-Que la rana se cocina".

Para las personas a las que nos gusta la historia la novela tiene partes muy interesantes, pero demasiado puntuales para mi gusto, la crítica y política se ven muy arrastrados por la historia. Alguna vez en este blog se ha hablado de la Segunda Guerra Mundial, pero nunca de la ocupación francesa, que es el tema principal de este libro. Volvemos a fijarnos en el título, y es que el autor no nos "muestra", no nos "hace ver" la ocupación, sino que la sentimos, a través de Marie-Laure, pues al ser ciega tenemos que intuir lo que ocurre. La siguiente fotografía es de las más conocidas de Robert Capa, y muestra las consecuencias de la denominada "colaboración horizontal", es decir, de una mujer francesa que tiene relaciones con un soldado alemán. En el centro a la derecha encontramos a una mujer rapada sosteniendo a su hijo y paseando su "humillación" por la calle, como se hizo en algunos casos. Tenéis todos los enlaces abajo por si queréis más información. Esta reticencia hacia los colaboracionistas y el miedo hacia los soldados alemanes lo encontraremos en casi todo el transcurso de la novela.

La Tondue de Chartres, Robert Capa 

A parte del título, hay otros elementos que han sido cuidadosamente elegidos, y uno de ellos es la localización. El escenario principal del libro, en el que desarrolla toda la acción es la ciudad portuaria de Saint-Malo, en Bretaña. No ha sido casual, pues hay diversas razones por las cuales esta acaba siendo la ciudad elegida. En primer lugar, el libro tiene una fuerte relación con el mar, las caracolas y el puerto. Marie-Laure nos describe un mar que no puede ver y su conexión con el paisaje de manera que casi podemos oír el rugir de las olas. 

Esta localización también aparece en la portada, y como podemos ver, no es una ciudad normal, sino que está completamente amurallada desde el siglo XIII. Esta muralla, que protegía de las embarcaciones enemigas que provenían del mar, cobra un especial significado si nos trasladamos a la ocupación alemana. Una ciudad, preparada desde hace siglos para luchar contra enemigos, que finalmente es asediada dos meses después del desembarco de Normandía.

Al mismo tiempo, esta ciudad muestra la dualidad constante del libro, pues nos muestra a dos protagonistas en bandos opuestos y cuya relación con el lector se va consolidando de una manera agridulce. Los aliados siguieron su avance hacia Saint-Malo, y las tropas alemanas se hicieron fuertes en la ciudad. Aunque en principio los aliados pensaron que iba a ser una desocupación fácil, esta se dificultó y alargó más de lo que esperaban. En agosto de 1944 comenzó dicha liberación, pero el factor clave lo encontramos en su destrucción. Las tropas estadounidenses acabaron bombardeando intensamente la ciudad y su reconstrucción tras la guerra se alargó hasta 1972. Parte de los muros que la rodeaban fueron destruidos, de aquello que salvaguardaba a sus habitantes, y de los más de ochocientos edificios, tan solo unos cien quedaron en pie.



Ahora hablaremos del último de sus puntos fuertes; la dualidad en las historias y protagonistas. Es todo un reto escribir por una parte a la víctima de la ocupación, en este caso Marie-Laure, y por otra a un residente del país enemigo, a Werner. Esta combinación ha sido posible gracias a la utilización de dos factores claves. En primer lugar, por la edad, ambos empiezan la novela con alrededor de quince años, y además, ambos se encuentran en una posición vulnerable. Marie-Laure debido a su ceguera, su predisposición a salir a la calle sola y el apoyo de su padre nos crea una figura entrañable. Por otro lado encontramos a Werner, un chico que siente curiosidad por la física y las radios, pero que debido a su condición se enfrenta a la desilusión de que seguramente no pueda dedicarse a lo que le gusta. Las radios se transforman en su refugio, y de ahí el autor se permite justificar todo lo que ocurre después.

"Las noches llenas de estrellas, los amaneceres cubiertos de rocío, los silencios deambulatorios, el obligado ascetismo. Werner jamás se ha sentido parte de algo tan cerrado, nunca ha sentido tanto deseo de pertenecer".

Aún así, creo que no desarrolla suficiente los caracteres de los personajes, nos encariñamos con ellos de una manera muy superficial, pero en las seiscientas cincuenta páginas del libro no ha sabido gestionar los pensamientos de ambos personajes, lo que viven, lo que sienten, si lloran o si gritan ante una realidad realmente tormentosa. También tengo mis críticas hacia la manera en la que Doerr ha tratado la ceguera, puesto que de base es una historia muy buena. El hecho de que al lector se le extirpe descarada y violentamente la vista debería ser un proceso doloroso, podría haber jugado con eso, y aunque lo ha hecho sobre todo hacia el final, siento que es una ausencia que se podría haber explotado más.

"Cerrar los ojos no alcanza para imaginar lo que es la ceguera. Bajo un mundo de cielos y rostros y edificios, existe otro mundo más crudo y antiguo, un mundo en el que las superficies se disuelven y los sonidos construyen conjuntos en el aire". 

Durante la reseña he enumerado los aspectos que en general me han parecido más positivos e interesantes, pero tengo algunas críticas, y es que el cien por cien de las reseñas que he podido leer tienen una opinión muy positiva del libro, y no voy a ser yo quien contradiga a un premio Pulitzer, pero tengo quejas.

En primer lugar, como he dicho, el libro tiene una buena historia de base, pero se ha desarrollado muy lentamente. Las historias largas están bien, los personajes o diálogos densos o desarrollados me parecen necesarios, pero he tenido la sensación de que la novela podría tener cuatrocientas páginas. Es una historia que en mi opinión se ha alargado innecesariamente, y aunque ha empezado bien, su lectura acaba siendo tediosa. Hasta las doscientas páginas tan solo se encarga de presentarnos a los personajes, no hay un hilo conductor que nos mantenga en la intriga. Al lector no hay que dárselo todo masticado, no hay que pasarse cien páginas para descubrir a un personaje, lo que le gusta o lo que no, sabemos que a Werner le gustan las radios, no hace falta explicarlo tanto. Las tramas que se alargan innecesariamente siempre me exasperan.

Por otra parte, los lectores, sobre todo a día de hoy y si encima van en busca de una novela con cierto toque histórico, somos capaces de meternos en el ambiente bélico, sobre todo de la segunda guerra mundial, pues por lo menos en mi caso y en el de la mayoría, nos hemos tragado clases de historia, decenas de películas y algún que otro documental sobre el tema. Esta guerra se ha explotado demasiado cinematográficamente para que Doerr tenga la necesidad de "meternos en el ambiente" durante tantas páginas.

La historia de "El mar en llamas" me parece artificiosa y poco trabajada, pues desde el principio parece que este toque de realismo mágico vaya a conducir la novela, vaya a tener una importancia clave, que quizás la tiene, pero tan solo se observa en algún momento muy puntual e incluso demasiado sentimental del libro. También pienso que este intento de realismo mágico se podría haber hecho más interesante, como una trama aparte, una trama que interesara de verdad al lector.

Acabando con las críticas, ha sido una historia muy predecible, incluso en los momentos en los que el autor pretendía que no lo fuera. Creo que una trama te debe sorprender o inquietar en algún sentido, y he encontrado una historia bastante lineal, no hay saltos, sobresaltos o sucesos inesperados, y esto tan solo ha colaborado a mi falta de entusiasmo en el tramo final del libro. En conclusión, pienso que si la reseña te ha interesado y pese a mis críticas tienes ganas de leerlo, no debes dejar de hacerlo, es una historia tranquila pero cuya lectura es "llevable", pues la escritura es bastante limpia. Ahora bien, si estabas indeciso y no te acababa de convencer, quizás no es el mejor momento para leerla. Por todo lo enumerado, he acabado aprobando a la novela con dos estrellas y media.



Fuentes y enlaces:

https://blogs.20minutos.es/trasdos/tag/colaboracion-horizontal/
http://lahistorianoesblancaonegra.blogspot.com/2008/01/el-incendio-de-saint-malo.html

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2 Comentarios

  1. maravillosa crítica. Coincido totalmente con tu opinión, voy por la mitad y se me ha hecho tediosa, hay de hecho, algunos errores de documentación, en un párrafo se enumeran personajes nacidos en Berlín, entre los cuales se menciona a Einstein. No sé qué documentado se encontraba el autor con respecto a estos personajes alemanes, pero Einstein nació en Ulm, no en Berlín. Al leer esto me chocó muchísimo que una novela tan tediosa, e insufriblemente descriptiva y vacua haya ganado el premio Pulitzer, inclusive con estos errores. Leyéndola extrañé mucho a Dostoievsky, en serio...

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  2. Comparto tu opinion, se me hizo muy larga, el primer tercio es solo descripción y la historia de la piedra no me resultó intrigante, no creo que aporte nada.

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